El proceso de duelo

Etapa 1

Negación

Cuando te encuentras en la fase de negación, es fácil dejarse llevar por ideas falsas sobre la realidad de una situación. Dejar de lado las preocupaciones e ignorar la tragedia es parte del proceso y, de hecho, puede ser una forma efectiva de afrontar el duelo. La negación te permite asimilar la magnitud de tu capacidad de gestión en ese momento. Con el tiempo, la aceptación de la realidad de la situación empieza a aclararse y poco a poco comienzas el proceso de sanación. La negación comienza a desvanecerse y tus sentimientos empiezan a aflorar.

Etapa 2

Enojo

Llega un momento en que puedes sentir resentimiento e ira. Has entrado en la segunda etapa del duelo. Buscas a alguien o algo a quien culpar, ya sea a ti mismo, a Dios, al médico o incluso a la persona fallecida por abandonarte. No te sientas aislado al tener estos pensamientos; son completamente normales y ocurren muy a menudo al afrontar el duelo.

Negociación

Etapa 3

Llega un momento en que puedes sentirte culpable por la muerte de la persona. Te dices a ti mismo que podrías haber hecho algo para evitarlo, algo que tú podrías haber hecho. Quizás intentes orar por algún tipo de compensación, negociando con Dios. No te dejes llevar por los "si tan solo..." ni por ninguna situación teórica, esto solo te hará sentir más culpable. Intenta tener una mente abierta y comienza a comprender la situación de forma lógica y comprensiva.

Etapa 4

Depresión

Probablemente habrá un período en el que te sientas vacío por dentro. Este es el estado de depresión. Esta etapa puede parecer interminable y el dolor durará para siempre. Es difícil preguntarse si vale la pena seguir adelante con la vida, cuestionarse la vida misma. Debes comprender que la depresión es el mecanismo de afrontamiento más común tras la pérdida. No sentirse deprimido después de perder a un ser querido sería inusual. Aceptar que tu ser querido no volverá es un concepto muy difícil de entender; debes ser fuerte y seguir adelante.

Etapa 5

Aceptación

Aceptar la pérdida de un ser querido suele confundirse con la sensación de estar "completamente bien". En este punto, finalmente has aceptado la realidad de la situación y la has aceptado como la definitiva. Nos encontramos adaptándonos a un mundo en el que tu ser querido ya no forma parte de nosotros físicamente. Aprender a vivir en este nuevo entorno puede ser extremadamente incómodo. Quizás intentes vivir como si nada hubiera pasado, como era la vida antes de su partida. Con el tiempo, la aceptación te guiará para reajustarte y adaptarte. Una vez que empieces a encontrar la paz y a vivir tu vida de nuevo, podrías sentir que estás traicionando a tu ser querido. Nunca podrás recuperar lo perdido, pero siempre puedes buscar nuevas conexiones, relaciones e interdependencias. Es natural crecer, evolucionar, cambiar y avanzar. Pero debemos dejar que el proceso de duelo siga su curso.